Pan árabe Buenos Aires

El Pan y las Religiones

Te preguntarás ¿Porqué hablar de las religiones cuando hablamos del pan? ¿Hace falta realmente?

No es necesario hablar de religión cuando hablamos del pan.

Pero lo que sí nos parece necesario considerar es cómo la religión es un gran ejemplo de la connotación esencialmente espiritual en la historia de la humanidad occidental que tiene el pan.

Las principales religiones de Latinoamérica consideran al pan el alimento fundamental en sus santos libros.

Sus historias se construyen en relación al pan como fuente principal para la subsistencia de sus fieles. Y sobre todo, como un símbolo de Fe, de que todo estará mejor.

Por eso el compartir el pan es un hecho sagrado para muchos.

Nos acostumbramos a que sea el alimento preferido para el desayuno desde que somos pequeños. 

¿Con qué acompañamos el mate cocido?¿Con que tomamos el té o el café?.

A la hora de la merienda ¿No te parece una de las maravillas de estar vivo el tomar unos mates con pan con mermelada con tus amigos o familiares? Por eso las religiones hablan de la importancia de compartir el pan, de ofrecerle a los demás la oportunidad de estar en paz con uno para poder compartir el pan.

No importa de que tipo de pan se hable, pan francés, miñón, cacho, boyo, árabe, marroquí, bizcochuelo.

Todos están hechos para ser disfrutados y hacernos sentir bien mientras los comemos. Su misión es reconfortarnos al saciar nuestro hambre.

El pan no solo es fundamental como símbolo religioso, sino que además ha inspirado a muchísimos artistas a lo largo de la historia. 

Leonardo Da Vinci no pudo dejar afuera de sus pinturas la escena de la Última Cena de Jesús junto a sus discípulos, grabando así la conversión del pan en Eucaristía.

El pan árabe tiene como una sus las funciones principales, el compartirse, por eso los shawarmas son así.

Aunque el pan árabe va con todo.  Es más, te proponemos animarte a sopar el pan en una salsa de tomate bien condimentada, hacer un sanguche con una carne asada o acompañando un chorizo recién sacado de la parrilla, comerlo con ensaladas, o dulce de leche o manteca.